capítulo 17 – escribir es sueño
Los sueños, según los antiguos egipcios, eran
como oráculos que traían mensajes de los dioses.
Cualquiera
que buscara la dirección divina solía pasar la noche en el templo, donde los
sacerdotes interpretaban sus sueños a cambio de una tarifa. Casi se esperaba
que cada visitante griego a Egipto pasara la noche en un templo para recibir
oráculos oníricos, y el templo de Seti en Abydos era uno de los favoritos. Los
nombres de los visitantes que se alojaron allí están grabados en las paredes de
la escalera trasera del templo. Parece que al menos algunos de estos pasajeros
pasaron las últimas horas de la noche grabando sus nombres porque con
frecuencia los nombres están apenas a uno o dos pies por encima de las
escaleras. Un grupo registró que atraparon un zorro aquí. El Libro de los
sueños está dispuesto de forma ordenada, de derecha a izquierda, y fue escrito
en hierático, una variante cursiva de los jeroglíficos. Si un chico se ve a sí
mismo en un sueño, dice en el margen derecho. Cada línea horizontal comienza
con la descripción de un sueño y termina con la interpretación del sueño. Cada
interpretación comienza con Bueno o Malo y luego proporciona una explicación. A
continuación se puede ver una lista parcial de las interpretaciones del Libro
de los sueños.
Sueño:
Predicción matar bien a un buey. Denota la expulsión de los adversarios del
soñador. Escribiendo sobre bien. Indica que el estatus del soñador de paleta es
generalmente conocido. La sangre es maravillosa para beber. Implica eliminar a
sus adversarios. elegir bien las fechas. Implica localizar comida proporcionada
por un dios. Un avistamiento de grandes felinos es agradable. Presagia una
cosecha abundante para el soñador. asociarse con el mal. Implica vivir como un
cerdo sin nada. Encontrar su mal. Implica que más adelante, el trasero del
soñador acabará solo. Levantarse bien. Implica ser un mástil sostenido en alto
por una deidad.
**
Peluso (2004) analiza una
comunidad de la Amazonía peruana llamada Sonenekuiñaji y su singular teoría de
los sueños. Los Sonenekuiñaji son un grupo Ese Eja de aproximadamente 90
personas que viven en la zona afluente del río Madre de Dios en Perú y Bolivia,
y practican la horticultura, la caza y la pesca. Los Sonenekuiñaji tienen una
relación notable con los sueños, que guían su vida cotidiana y les otorgan un
sentido de perspectivismo multinatural, que ellos explican como esshawa;
implica una difuminación de las realidades del sueño y la vigilia, y otorga a
los animales y a todos los seres animados una dimensión de personalidad, lo que
permite que su identidad humana se filtre a través de diferentes realidades y
adquiera conocimiento a través de sus narrativas oníricas. (Peluso 2004, 109).
Por ejemplo, soñar con ciertos animales se interpreta como un presagio; por
ejemplo, soñar con un pecarí de labios blancos es señal de una pesca exitosa, y
soñar con animales exóticos, como los elefantes, es una advertencia de
enfermedades inminentes (Peluso 2004, 109). Dado que los elefantes no son
nativos de Sudamérica, esto tiene implicaciones interesantes sobre el contacto
destructivo del colonialismo. Los Ese Eja también sueñan con plantas para curar
enfermedades y dónde encontrar alimento. La realidad de sus sueños les
proporciona una fuente de información literal, metafórica y profética.
Peluso (2004) también destaca la forma en que los Sonenekuiñaji
sueñan los nombres personales de sus hijos. Su creencia de que los sueños
predicen los nombres de los niños se llama kiacojawi. Esta experiencia de
nombrar el sueño puede sucederle a la madre o al padre, y el sueño generalmente
sigue una narrativa en la que el nombre del niño se revela a través de una
interacción con un animal. Estas narrativas tienen diferencias de género para
hombres y mujeres (Peluso 2004, 110). Típicamente para los hombres, el sueño
implica cazar o ser perseguido por un animal, y momentos antes de que el animal
muera o el hombre sea atrapado, el animal se revela como un niño Ese Eja. Para
una mujer, un sueño de nombrar generalmente comienza observando a un animal.
Finalmente, intenta amamantar, y la mujer lucha por quitárselo de encima hasta
que se revela como un niño. En ambos casos, cualquier tipo de animal que se
revele como Ese Eja se convierte en el nombre de ese niño. Peluso (2004, 116)
describe la importancia de los nombres de los sueños como algo común en la vida
cotidiana, pero con el potencial de formar vínculos más fuertes al expandir las
realidades cruzadas. Los nombres de los sueños de Ese Eja son sus verdaderos
nombres y representan el vínculo entre su realidad social y el cosmos (Peluso
2004, 113).
El pueblo Chipewyan, un grupo indígena de Athabaskan que habita
las regiones subárticas del norte de Canadá en los Territorios del Noroeste,
Alberta, Saskatchewan y Manitoba, proporciona otro ejemplo del significado
profético y espiritual de los sueños (Smith 1998). Los Chipewyan aún practican
formas tradicionales de vida mediante la caza, la pesca y la captura en el
remoto paisaje subártico. Su "sensibilidad a la naturaleza", el éxito
de la vida para los Chipewyan requiere mantener la armonía en sus interrelaciones,
especialmente entre humanos y "personas animales", es de particular
interés para algunos académicos (Smith 1998, 413). Para los Chipewyan, similar
al concepto de esshawa de los Ese Eja, las personas animales son esencialmente
una dimensión espiritual de la personalidad que todos los animales tienen. Esta
es una creencia holística; Para ellos, «así como los sueños no se contrastan
con la vida consciente, el aspecto espiritual del animal nunca está separado de
su aspecto material» (Smith, 1998, 413). La cosmovisión chipewyana es monista,
donde la realidad espiritual y la física coexisten. Creen que todos los seres
«están inextricablemente involucrados en una compleja interrelación
comunicativa»; esta relación intercomunicativa con las personas animales les
ayuda a obtener su conocimiento práctico de la sensibilidad del bosque,
conocida como inkonze, que les llega en sus sueños y los guía en su vida diaria
la poesía y lo onírico se contienen mutuamente en una conexión profunda
por otro lado escribir es como soñar ya que se
parece en cuanto que las dos son acciones creadoras que implican nuestro
pensamiento, mecanismos de la imaginación, deseos y sentimientos
desde tiempos antiguos se le dio a los sueños una
entidad mágica, una especie de comunicación con otros mundos, o incluso un
mensaje premonitorio
de hecho ya en esos tiempos esas creencias
implicaban un trabajo de interpretación: una suerte de traducción del mundo
simbólico que aparece al soñar
en el principio del siglo XX el surgimiento del
psicoanálisis viene también de la mano de los sueños: Sigmund Freud realiza un
análisis que ya va a ser más científico que religioso, abriendo puertas de un
nuevo paradigma que revolucionó nuestra idea de lo humano: la de la existencia
de un universo inconsciente, de fuerzas que están dentro nuestro más allá de la
voluntad y lo racional
de hecho esos sueños analizados expresan deseos
inconscientes
Por su parte Cortázar, que tampoco es ajeno a la
fascinación de lo
esotérico y de lo mágico como una erupción
insospechada de lo cotidiano, prefiere el acercamiento psicoanalítico al sueño.
Reconoce en éste un
instrumento de penetración en los meandros más
profundos de la psiquis,
donde el "otro", la alteridad, el oscuro
habitante, se revela, en contraposición con la "persona", conocida y
luminosa:
El sueño, esa nieve dulce
que besa el rostro, lo roe hasta encontrar
debajo, sostenido por hilos musicales,
el otro que despierta
Borges tiene una Conferencia sobre la pesadilla en
la que también reflexiona sobre los sueños y el soñar
“Dunne es un
escritor inglés de este siglo. No conozco título más interesante que el de su
libro, Un experimento con el tiempo. En él imagina que cada uno de
nosotros posee una suerte de modesta eternidad personal:
a esa modesta eternidad la poseemos
cada noche. Esta noche dormiremos, esta noche soñaremos que
es miércoles. Y soñaremos con el miércoles y con el día siguiente, con el
jueves, quizá con el viernes, quizá con el martes… A cada hombre le está dado,
con el sueño, una pequeña eternidad personal que le permite ver su pasado
cercano y su porvenir cercano.
Todo esto
el soñador lo ve de un solo vistazo, de igual modo que Dios, desde su vasta
eternidad, ve todo el proceso cósmico. ¿Qué sucede al despertar? Sucede que,
como estamos acostumbrados a la vida sucesiva, damos forma narrativa a nuestro
sueño, pero nuestro sueño ha sido múltiple y ha sido simultáneo.
Veamos un
ejemplo muy sencillo. Vamos a suponer que yo sueño con un hombre,
simplemente la imagen de un hombre (se trata de un sueño muy pobre) y luego,
inmediatamente, sueño la imagen de un árbol. Al despertarme, puedo dar a ese
sueño tan simple una complejidad que no le pertenece: puedo pensar que he
soñado en un hombre que se convierte en árbol, que era un árbol. Modifico los
hechos, ya estoy fabulando.”
…
“Esto lo
dice, de modo seco y lacónico, Calderón: la vida es sueño. Y lo dice, ya con
una imagen, Shakespeare: “estamos hechos de la misma madera que nuestros
sueños”; y, espléndidamente, lo dice el poeta austríaco Walter von der
Vogelweide, quien se pregunta (lo diré en mi mal alemán primero y luego en mi
mejor español) : “Ist es mei Leben getraümt oder ist es wahr?: “¿He
soñado mi vida, o fue un sueño?” No está seguro. Lo que nos lleva, desde luego,
al solipsismo; a la sospecha de que sólo hay un soñador y ese soñador es cada
uno de nosotros. Ese soñador —tratándose de mí—, en este momento está
soñándolos a ustedes; está soñando esta sala y esta conferencia. Hay un solo
soñador; ese soñador sueña todo el proceso cósmico, sueña toda la historia
universal anterior, sueña incluso su niñez, su mocedad. Todo esto puede no
haber ocurrido: en ese momento empieza a existir, empieza a soñar y es cada uno
de nosotros, no nosotros, es cada uno. En este momento
yo estoy soñando que estoy pronunciando una conferencia en la calle Charcas,
que estoy buscando los temas —y quizá no dando con ellos—, estoy soñando con
ustedes, pero no es verdad. Cada uno de ustedes está soñando conmigo y con los
otros.
Tenemos
esas dos imaginaciones: la de considerar que los sueños son parte de la
vigilia, y la otra, la espléndida, la de los poetas, la de considerar que toda
la vigilia es un sueño. “
En el
espacio del sueño se produce la obra alquímica de transformación de los
materiales de desecho de la existencia en el oro puro de la poesía
por otra
parte la filósofa Anne Dufourmantelle en su libro Inteligencia
del sueño (2020) hace hincapié en nuestra capacidad creadora que los
sueños expresan
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En
presencia del sueño
Creemos
vivir en otra parte que en nuestros sueños. Pero hagamos la hipótesis inversa:
no los dejamos jamás, nuestros sueños velan por nosotros.
El sueño es
pura inteligencia. La condición humana nos invita a dar hospitalidad a esta
nueva relación con el mundo que viene dentro del sueño a nuestro encuentro.
Nuestra tarea sería reconocer que no solo es la cifra secreta de nuestro deseo
sino que, en inteligencia con lo real, instruye nuestro ser en la noche de
nuestra sensibilidad. Lo que el sueño puede hacer es inmenso. Reparar,
rememorar, profetizar, escuchar, poner en guardia, aterrorizar, apaciguar,
revelar, liberar. Y nos permite olvidar.
El sueño es
un modo singular de presencia. Eso que deposita en nosotros seres vivos o
desaparecidos, animales, objetos, luces, espacios, la fuerza de una aparición.
La pregunta es saber si podemos alojarlo, llegar a una proximidad con el enigma
onírico del mundo, si podemos admitir lo que el genio del sueño llama: una
conversión.
Corres sobre un dique. Una inmensa ola avanza en el horizonte. La noche
viene.
Tal vez
soñamos con el solo fin de experimentar eso: ser un sobreviviente.
El sueño
cierra el bucle de un cierto tiempo de nuestra vida para abrir otro. Es la seña
de que alguna cosa llega. Ni solamente presagio, ni únicamente expulsión que ha
escapado a las garras de la censura, es portador de este continuum de vida en
el que es tan difícil proyectarse. Es una representación de alguna cosa que la
conciencia no puede formularse más que en imágenes… El universo onírico es
golpeado por esta extrañeza tomada del corazón de nuestra realidad: este
paisaje, esta casa, esta persona, sí los reconozco y sin embargo su huella ya
no es la misma. Se han convertido en “los negativos” de un escenario cargado de
soluciones mágicas o maléficas que el pensamiento puede desarrollar para
descubrir allí un sentido. Como para los creadores cuya obra los precede, el
sueño viene justo antes de que la transformación tenga lugar, de que la
crisálida se abra. Es el revelador, a veces dramático, a veces maravilloso,
pero a menudo inquietante, de aquello que se hace presente en nosotros mismo
La
escritura –como en un sueño- se vuelve imagen y el cuerpo flota en una zona
intermedia para darle letra antes de deshacerse.
y el acto
poético nace de la transformación de los materiales existenciales residuales,
operación posible en el ámbito del sueño. Que a través del sueño, o en el
estado de duermevela, sea posible acceder a las zonas más profundas de la
psiquis y llegar a conocer así el aspecto más misterioso y revelador de la
personalidad fue algo establecido por el psicoanálisis y que más tarde se iba a
convertir en el campo de trabajo privilegiado por los surrealistas
precisamente
fue el surrealismo un movimiento artístico y de escritura que le dio al sueño
una supremacía al momento de pensar lo poético
La
principal aportación de los surrealistas a la concepción artística del sueño es
que deja de ser considerado un vacío, un agujero de la consciencia para ser
entendido como la otra mitad de la vida, un plano de experiencia consciente
cuyo conocimiento y liberación incide de manera especial en el enriquecimiento
y ampliación del mundo interior, principal objetivo de los surrealistas.
En este
sentido Goya y su representación plástica del sueño como un ámbito de la
realidad humana, sin las connotaciones sobrenaturales o míticas con las que
había sido mostrado en el arte anterior, abre definitivamente la senda que
abordarán un siglo después los surrealistas.
Goya es
además quién escribe El sueño de la razón produce monstruos o La
fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es
madre de las artes y origen de las maravillas»
Por otra
parte Carl Jung comienza con el psicoanálisis y luego se separa del mismo hacia
una mirada más espiritual en la que los sueños constituyen un mundo de símbolos
profundos, muchos de los cuales son milenarios y compartidos en una especie de
inconsciente colectivo
Pero además
para Jung el inconsciente o, mejor dicho, la capa más profunda de la psique
inconsciente de cada individuo —el inconsciente colectivo—, tiene un carácter
transpersonal, está conectado a todo lo que existe. Los sueños son, por tanto,
fuentes de mensajes espirituales y existenciales trascendentes. La psique
inconsciente y los sueños que produce tienen una función reguladora con
respecto a la vida del sujeto, facilitando su proceso de crecimiento y
acercamiento a la totalidad de su ser
Cuando Jung
pasó unos meses con los elgoni, un pueblo que vivía en la selva de Elgon en
África oriental, descubrió que ellos daban importancia a los sueños. Cuando
alguno de ellos tenía un sueño que trataba sobre su vida individual, se
consideraba relativamente irrelevante. Pero cuando alguien tenía un sueño
referido al pueblo, al colectivo, se congregaban para escucharlo y le prestaban
especial atención. Los elgoni llamaban a estos últimos “sueños grandes”
(Bennet, 1983). También Jung pensaba que los sueños podían representar y traer
mensajes tanto de la psique individual como de la colectiva (Bennet, 1983).
Aquellos que provienen más claramente del inconsciente colectivo tienen un
mayor impacto subjetivo, son altamente simbólicos y vívidos y pueden generar
cambios importantes en la vida del soñante, Jung les llamó “sueños
arquetípicos”
un poco más de Borges, que también habla de la
pesadilla:
“He citado a Thomas Browne. Dice que los sueños nos dan una idea de la
excelencia del alma, ya que el alma está libre del cuerpo y da en jugar y
soñar. Cree que el alma goza de libertad. Y Addison dice que, efectivamente, el
alma, cuando está libre de la traba del cuerpo, imagina, y puede imaginar
con una facilidad que no suele tener
en la vigilia. Agrega que de todas
las operaciones del alma (de la mente, diríamos ahora, ahora no usamos la
palabra alma), la más difícil es la invención. Sin embargo, en el sueño
inventamos de un modo tan rápido que equivocamos nuestro pensamiento con
lo que estamos inventando.
Soñamos
leer un libro y la verdad es que estamos inventando cada una de las palabras
del libro, pero no nos damos cuenta y lo tomamos por ajeno. He notado en muchos
sueños ese trabajo previo, digamos, ese trabajo de preparación de las cosas.
Recuerdo
cierta pesadilla que tuve. Ocurrió, lo sé, en la calle Serrano, creo que en
Serrano y Soler, salvo que no parecía Serrano y Soler, el paisaje era muy
distinto: pero yo sabía que era en la vieja calle Serrano, de Palermo. Me
encontraba con un amigo, un amigo que ignoro: lo veía y estaba muy
cambiado. Yo nunca había visto su cara pero sabía que su cara no podía ser ésa.
Estaba muy cambiado, muy triste. Su rostro estaba cruzado por la pesadumbre,
por la enfermedad, quizá por la culpa. Tenía la mano derecha dentro del saco
(esto es importante para el sueño). No podía verle la mano, que ocultaba del
lado del corazón. Entonces lo abracé, sentí que necesitaba que lo ayudara:
“Pero, mi pobre Fulano, ¿qué te ha pasado? ¡Qué cambiado estás!” Me respondió:
“Sí, estoy muy cambiado”. Lentamente fue sacando la mano. Pude ver que era la
garra de un pájaro”
Si la
poesía se nutre de sueño en un sentido esencial y simbólico, ella se nutre
también de los sueños mismos: el poeta ama "contar sueños", que serán
reales o inventados, y de los cuales no necesariamente se debe derivar un
mensaje particular
el material
que encontramos en los sueños y en la poesía es que nuestra subjetividad
deforma el mundo
cambian los
colores
retornan
los aromas
las
personas cambian de rostro
los tamaños
se agigantan
lo lejano
se acerca en un segundo
los objetos
cobran vida propia
los
animales hablan
palabras de
estados de locura, paisajes que transforma el delirio, imágenes de la poesía
son como sueños
un libro muy hermoso de Gastón
Bechelard “Poética de la ensoñación” también relaciona sueños
y poesía, precisamente con un estado intermedio que es la ensoñación:
Aunque
Valéry diga34 ʺque sólo nos comprendemos a nosotros mismos gracias a la
velocidad de nuestro pasaje por las palabrasʺ, la ensoñación, la lenta
ensoñación descubre las profundidades en la inmovilidad de una palabra.
Mediante la ensoñación creemos descubrir en una palabra el acto que nombra. Les
mots rêvent quʹon les nomme [Las palabras sueñan que se las nombra] Escribe un
poeta.35 Quieren que se sueñe al nombrarlas. Y esto, simplemente, sin ahondar
en el abismo de las etimologías. En su ser actual, las palabras amasando
sueños, se vuelven realidades
Para
conocer la felicidad de las imágenes, vale más seguir la ensoñación sonámbula,
escuchar, como hacía Nodier, el somniloquio de un soñador. La imagen sólo puede
ser estudiada mediante la imagen, soñando las imágenes tal como se reúnen en la
ensoñación. El sueño nocturno puede muy bien ser una lucha violenta
o astuta contra las censuras. La ensoñación nos permite conocer el lenguaje sin
censura. En la ensoñación solitaria podemos decírnoslo todo a
nosotros mismos
podemos escribir nuestros sueños
hay personas que tienen ese hábito
podemos soñar con la lapicera: dejando que las
imágenes irracionales surjan por si mismas como propone el surrealismo
podemos inventar sueños
narrar sucesos mágicos revelados por sueños
la imagen de portada nos da cuenta cómo el
surrealismo toma esa deformidad alucinante de los sueños:
Este sueño de la parte
inferior «se hace
realidad» en la parte de arriba, donde de una granada
mucho más grande sale un pez. Y de la boca del pez salen dos tigres cabreados y
un fusil que apunta al brazo de la mujer. Asumimos —otra vez según el título—
que la va a despertar dentro de un segundo.
En este sueño
a pleno día aparecen aquí algunas de las típicas
referencias obsesivas del pintor: el paisaje de horizontes infinitos de Port
Lligat, el elefante con largas patas cargando un obelisco… Dalí vivía en los
Estados Unidos en esa época, trabajando en revistas de moda y en Hollywood.por
lo que su producción pictórica había decaído un poco, pero no abandona del todo
la pintura y tampoco abandona su archiconocido método paranoico-crítico, que
lo coronó como el rey de los surrealistas. El surrealismo soy yo,
llegó a decir.
«Pretendo
poner en imágenes por primera vez el descubrimiento de Freud del típico sueño
con un argumento largo, consecuencia de la instantaneidad de un accidente que
provoca el despertar. Así como la caída de una barra sobre el cuello de una
persona dormida provoca simultáneamente su despertar y el final de un largo
sueño que termina con la caída sobre ella de la cuchilla de una guillotina, el
ruido de la abeja provoca aquí la sensación del picotazo que despertará a
Gala».
y muchas variantes más
termino con este poema de Antonio machado:
ERA UN NIÑO QUE SOÑABA
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedose el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
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