capítulo 8 – la ternura en el escribir – y en el hacer – poético
tomamos
de por ahí que: para Wislawa Szymborska todos los poemas nacen del amor,
incluso aquellos que transmiten el mal. El amor como sentimiento que puede
alegrarte el alma o desgarrarte el corazón.
por
otro lado la palabra ternura en su origen proviene de blando
nos
suena espontáneamente como contrario a duro y también a violento, aunque además
sugiere una temperatura, una calidez
la
ternura parece ser por momentos (y esto también es relativo a nuestras edades y
maneras distintas de crianza que hemos vivido) de esas cosas que quedan en el
mundo de la infancia primera y que a medida que crecemos se va convirtiendo en
algo vergonzoso o incluso en tabú
como
diremos luego, la ternura en ciertos contextos también es un acto de rebeldía,
y hasta un hacer político
una
frase un poco famosa de Julio Cortázar es El truco es volverse fuerte de
corazón sin perder la ternura del alma"
aquí veremos que la poesía es un campo en el que podemos
embarcarnos en la ternura con una libertad diferente, que la poesía es el
instrumento más adecuado dentro de los artificios humanos para recuperar la
música de la sensibilidad
el cantor español Carlos Sadness declara:
“Es una idea un poco utópica en el momento
actual que vive el mundo…
El mundo necesita tener fe. He encontrado un lugar donde todavía
existe la ternura, la ilusión, la bondad.Y
dónde calza la “ternura” en este mundo de hoy que nos invita a ser tan
independientes, fuertes y fríos
Hay que saber sacarla más allá del amor de pareja, vamos a ser más
empáticos. Pienso que el mundo lo necesita, sino nos vamos a volver cínicos y
estúpidos todos. La manera de salvar hasta donde yo llegue en el mundo es
reivindicando lo que puede ser bueno.
En un momento dijiste que la ternura es un acto
de rebeldía…
Hay que entender el contexto. El egoísmo y la frialdad se premia.
El mundo nos invita a no ser tiernos, a ser rebeldes.”
también puede ser una mirada política
el Papa Francisco en su encíclica “Fratelli Tutti” apela a los poderes del mundo hacia la
ternura:
94. También en la política hay lugar para amar con ternura. «¿Qué
es la ternura? Es el amor que
se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del
corazón y llega a los ojos, a los
oídos, a las manos. […] La ternura es el camino que han recorrido
los hombres y las mujeres más
valientes y fuertes»[191]. En medio de la actividad política, «los
más pequeños, los más débiles,
los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de llenarnos
el alma y el corazón. Sí, ellos
son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y
tratarlos»
una propuesta política que no aparece en los discursos de nuestro
contexto actual en el país ni en lo local
y decimos que si hablamos de discursos hablamos de palabras, y ahí
enlazamos de nuevo con las posibilidades que nos da la poesía
la de habitar y confrontar nuestra realidad con “otras” palabras
incluso se puede escribir como poema que los más débiles
deben enternecernos
tienen derecho
a llenarnos
el alma
y el corazón
hace o en un taller de escritura con personas privadas de su
libertad –en cárceles- leíamos a César
Vallejo, que desde su experiencia de haber estado preso (en su caso por algo
que no cometió) y su sensibilización con el otro
y leíamos por ejemplo su poema:
El pan nuestro
[Poema - Texto completo.]
César Vallejo
Para Alejandro Gamboa
Se bebe el desayuno… Húmeda tierra
de cementerio huele a sangre amada.
Ciudad de invierno… La mordaz cruzada
de una carreta que arrastrar parece
una emoción de ayuno encadenada!
Se quisiera tocar todas las puertas,
y preguntar por no sé quién; y luego
ver a los pobres, y, llorando quedos,
dar pedacitos de pan fresco a todos.
Y saquear a los ricos sus viñedos
con las dos manos santas
que a un golpe de luz
volaron desclavadas de la Cruz!
Pestaña matinal, no os levantéis!
¡El pan nuestro de cada día dánoslo,
Señor…!
Todos mis huesos son ajenos;
yo talvez los robé!
Yo vine a darme lo que acaso estuvo
asignado para otro;
y pienso que, si no hubiera nacido,
otro pobre tomara este café!
Yo soy un mal ladrón… A dónde iré!
Y en esta hora fría, en que la tierra
trasciende a polvo humano y es tan triste,
quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón…!
no hay lugar más áspero, más violento, más des humanizante que la
cárcel, y sin embargo ahí también puede nacer la ternura “en el horno de mi
corazón”
ahora un fragmento de una nota de Rosa Ramos que comienza con un
epígrafe de Eduardo Galeano:
mientras
media humanidad muere de hambre de pan,
media
humanidad muere de hambre de abrazos.
Eduardo
Galeano
¿Será
posible cultivar la ternura hoy en una cultura de consumismo, velocidad,
dominio y explotación, de intereses egoístas, donde reina el instante y
lo efímero, y sólo valen los triunfadores? ¡No parecen ser buenos tiempos para
la ternura! Parafraseando a Byung Chul Han que nota en esta sociedad del rendimiento
la falta de tiempos y disposición para la contemplación. Es que ternura,
contemplación y gratuidad van de la mano
La
ternura requiere tiempo, lentitud, mirar quedo, sosiego, silencio y paz. La
ternura requiere identificación con el otro, y va de la mano de la
sabiduría que abarca la totalidad (que abraza historia y cosmos)...
Dejemos
la necesidad, cambiemos de perspectiva, veamos nuestra capacidad de prodigar
ternura, y trataremos de asomarnos a su entraña (para no ser sustancialistas y
hablar de su esencia o naturaleza). Hablar de la entraña de la ternura es más
femenino, y más bíblico.
Ternura
es incondicionalidad, ternura es gratuidad, es lo más distante de cálculo,
utilidad y precio. En tiempos de
eficacia y acreditaciones de calidad, hay sinembargo gestos
contraculturales por tan simples y gratuitos, gestos en que -a los
ojos del mundo - “perdemos el tiempo”, sin producir, sin rédito, ni esperando
nada a cambio. Por ejemplo oír con paciencia una historia ajena o repetida,
contemplar a alguien dormido, mirar los diálogos mudos entre madre e hijo, o el
caminar de la mano de dos viejitos.
Mirar
con ternura es afirmar “Me basta que existas, no te necesito, no te
quiero poseer, simplemente ¡bendigo tu existencia, me alegra tanto tu vida!” En
el mero existir está el valer, y, si lo descubro, olas de ternura me inundan
desde mi propio centro, desde mi entraña humana. Mirar con ternura es descubrir
el bien y la belleza ocultos, a veces sepultados, en lo recóndito de una
persona.
Podemos
sentir ternura ante cualquier ser vivo. Intuimos en una experiencia cuasi
mística, de alto grado de conciencia, “que todos somos parte de lo mismo”,
captamos una unidad vital, universal, cósmica. Leonardo Boff, Luis Carlos
Restrepo, y varias teólogas feministas trabajan este tema en lo que llaman
“ecoternura”.
Pero
la ternura es el sentimiento más noble, más altamente humano, por
desinteresado, que podemos sentir en relación a otras personas, entonces descubrimos
la relación entre ternura y empatía. Veo en el otro, a otro yo, mi humanidad
abraza en el otro su ser humano, y quizá su humanidad más inocente y buena,
más frágil y dependiente, más vulnerable y amenazada. Por ahí –por el
respeto y acogida a la alteridad- se funda la ética de Emmanuel Levinas.
Christian Bobin en La pura presencia relata con una sensibilidad exquisita las visitas a su padre con el mal de Alzheimer, un texto profundo y místico sobre la incondicionalidad y gratuidad de la ternura.
en palabras
de Gabriela Mistral: : “El pan, el agua, la sal, el aire, la luz,
las alondras, la montaña, las frutas, el fuego, la casa, la tierra son, entre
muchos otros, los testimonios de un alma que llega a un deleite puro en el
contacto con las cosas más simples, esas mismas cosas que poseen algo de santo
por la ternura humana que palpita en ellas”
esa ternura también culturalmente
es menos tabú para la mujer que para el varón, son los géneros alternativos a
la masculinidad quienes se embanderan también en la ternura, y sabemos que aun
subsiste un modelo masculino en el que proponer la ternura es visto como una
señal de debilidad
nos dice el psicólogo Martín
Berasain:
Los nuevos modelos de relaciones y masculinidades,
permiten explorar y sentir emociones, que antes fueron exclusividad femenina.
Es el caso de una de las emociones contrarias a la masculinidad hegemónica y
patriarcal: “la ternura”. Muchos varones contemporáneos tienen la puerta
abierta para explorar en su propia emocionalidad, la calidez y el afecto
amoroso con los hijos; resquebrajando las máscaras del machismo que dejan los
legados del patriarcado.
Para apoyar a los varones exploradores, comento
que: -no es conveniente “ser tierno”, porque no hay que ser ninguna emoción.
Todas las emociones son temporales.
La ternura es una emoción agradable, que sustenta
desde lo afectivo, el interés y cuidado por las criaturas. Incita a los adultos
a estar, cuidar y nutrir con la presencia, e interesarse por el desarrollo y
vitalidad de los hijos.
Una cuota de ternura, respetándose los rasgos de
virilidad que cada hombre reconozca propios, favorece la empatía y el cuidar,
así como el contacto amoroso.
En las nuevas masculinidades, la hombría incorpora
esta emocionalidad básica -ternura- como una emoción más. Placentera para el
adulto y los hijos, liberadora de la hormona oxitocina. Esta “emoción del cuidado,
de la proximidad y el abrazo” es clave para tareas de cuidado y de crianza
compartida. Digo que: “la ternura también es cosa de hombres”.
ARTÍCULO LA TERNURA ES COSA DE HOMBRES
se nos dice que la ternura es el
arte de “sentir” a la persona, al ser humano en su totalidad.
un poema aparecido en revista
Sudestada lo dice así
TERNURA
es cierto sí,
son tiempos de oscuridades,
de miserias y miserables;
por eso habrá que detenerse
en los pequeños gestos,
defender más que nunca
el derecho a la ternura.
Un poema de @matiasderioja de su
poemario Después del viento
con eso es lindo cerrar: podemos
escribir poesía como una manera más de ejercer nuestro derecho a la ternura
(es cierto que existen otras
maneras de poesía, que también se la escribe con el corazón duro, en frío, más
racional y todas son validas e infinitas)
aquí en el terrenito del poema
ya no hay tabú ni vergüenza, la dulzura de la sensibilidad aquí no es debilidad
sino potencia, es el puente más amable que nos conecta con los otros desde el
lado más humano
cada uno sabrá cuales palabras
nos llevarán a crear poesía desde la ternura y brindarla como un don compartido
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