capítulo 16 - mensaje y moraleja
sabemos que las motivaciones para escribir son casi
infinitas, que a veces surgen del mismo azar tanto como otras de un largo
tiempo de pensamiento
que a veces saber
de qué estamos hablando en un cuento o en un poema es un misterio incluso para
nosotros mismos, que tal vez tendrá el lector una llave impensada
pero también
existen momentos en los que tenemos una intención y un motivo mucho más consciente
y “dirigido”
un cierto
tipo de escritura con la cual queremos de
manera
consciente transmitir
una postura
ante una causa necesaria
una
enseñanza acerca de la vida, los valores morales o humanos
una
sensibilización ante un hecho social o histórico
un consejo
acerca de cómo enfrentar un dilema existencial
y otras
variantes parecidas
en esta
escritura una de las variantes es la búsqueda de conmover al lector: apelar a
emociones y sentimientos comunes ante por ejemplo una tragedia histórica (un
poema o texto sobre víctimas de un derrumbe) o ante hechos humanos como la
pobreza, el hambre, la injusticia
Cuando escribimos de manera directa y consiente
sobre ciertas temáticas asumimos un posicionamiento y sentimos la necesidad de
transmitirlo.
Mucho se ha discutido desde distintos extremos: uno
que considera a la literatura como un hecho estético que tiene que estar
completamente libre de toda intencionalidad, moraleja, trasmisión de valores o
ideologías políticas etc.
Y otro extremo –como fue la experiencia del
realismo socialista en la Unión Soviética- según el cual la escritura siempre
tiene que dar enseñanzas y tiene que estar comprometida con los intereses del
pueblo en su proceso histórico.
Desde ciertos campos elitistas y académicos
actuales se desprecia o se mira de manera muy despectiva un texto que se
comprometa con una reflexión o mensaje muy claro, y se lo tilda como “mala
literatura” y bajada de línea.
Sin embargo hay muchos ejemplos de diversos géneros
(poesía, teatro, cuentos) y de muchos autores. Para mencionar solo uno al
pasar, el sacerdote argentino Mamerto Menapace es un muy buen armador de
historias y narrador, y las utiliza siempre para dejar una reflexión o
enseñanza.
Cuento El vendedor de globos
EL VENDEDOR DE GLOBOS
Había una vez…una gran fiesta en un pueblo.
Toda la gente había dejado sus trabajos y ocupaciones de cada día para reunirse
en la plaza principal, donde estaban los juegos y los puestitos de venta de
cuanta cosa linda uno pudiera imaginarse.
Los niños eran quienes gozaban con aquellos festejos populares.
Había venido de lejos todo un circo, con payasos y equilibristas, con animales
amaestrados y domadores que les hacían hacer pruebas y cabriolas.
También se habían acercado hasta el pueblo toda clase de vendedores, que
ofrecían golosinas, alimentos y juguetes para que los chicos gastaran allí los
pesos que sus padres o padrinos les habían regalado con objeto de sus
cumpleaños, o pagándoles trabajitos extras.
Entre todas estas personas había un vendedor de globos. Los tenía de todos los
colores y formas. Había algunos que se distinguían por su tamaño. Otros eran
bonitos porque imitaban a algún animal conocido, o extraño. Grandes, chicos,
vistosos o raros, todos los globos eran originales y ninguno se parecía al
otro.
Sin embargo, eran pocas las personas que se acercaban a mirarlos, y menos aun
los que pedían para comprar. Por eso, en un momento en que toda la gente estaba
ocupada en curiosear y detenerse, un gran vendedor hizo algo extraño. Tomó uno
de sus mejores globos y lo soltó. Como estaba lleno de aire muy liviano, el
globo comenzó a elevarse rápidamente y pronto estuvo por encima de todo lo que
había en la plaza.
El cielo estaba clarito y, el sol radiante de la mañana iluminaba aquel globo
que trepaba y trepaba rumbo hacia el cielo empujado lentamente hacia el oeste
por el viento quieto de aquella hora.
El primer niño gritó: -¡Mira mamá un globo! Inmediatamente fueron varios más
que lo vieron y lo señalaron.
Para entonces, el vendedor ya había soltado un nuevo globo de otro color y
tamaño mucho más grande.
Esto hizo que prácticamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba
haciendo y, se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico espectáculo de
ver cómo un globo perseguía al otro en su subida al cielo.
Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores colores
que tenía, pero atados juntos.
Con esto consiguió que una tropilla de niños pequeños lo rodeara, y pidiera a
gritos que su papá o su mamá le compraran un globo como aquellos que estaban
subiendo y subiendo.
Al gastar gratuitamente algunos de sus mejores globos, consiguió que la gente
le valorara todos los que aún le quedaban, que eran muchos. Porque realmente
tenía globos de todas formas, tamaños y colores.
En poco tiempo ya eran muchísimos los niños que se paseaban con ellos, y hasta
había alguno que imitando lo que viera, había dejado que el suyo trepara en
libertad por el aire.
Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba con
tristeza todo aquello. Parecía como si una honda angustia se hubiera apoderado
de él.
El vendedor, que era un buen hombre, se dio cuenta y llamándole le ofreció un
globo.
El pequeño movió la cabeza negativamente, y se rehusó a tomarlo.
– Os lo regalo, pequeño! le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que
lo tomara.
Mas el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes,
hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo qué se le estaba
ofreciendo.
Extrañado el buen hombre le preguntó al pequeño qué era entonces lo que lo
entristecía.
Y el niño le contestó, en forma de pregunta:
– Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí ¿Será que sube tan alto
como los otros globos de colores?
Entonces el vendedor entendió. Tomó un hermoso globo negro, que nadie había
comprado, y desatándolo se lo entregó al pequeño, mientras le decía:
– Has tú mismo la prueba. Suéltalo y verás cómo también tu globo sube igual que
todos los demás.
Con ansiedad y esperanza, el niño soltó lo que había recibido, y su alegría fue
inmensa al ver que también el suyo trepaba velozmente lo mismo que habían hecho
los demás globos.
Se puso a bailar, a palmotear, a reírse de puro contento y felicidad.
Entonces el vendedor, mirándole a los ojos y acariciando su cabecita enrulada,
le dijo con cariño: – Mira pequeño, lo que hace subir a los globos no es la
forma ni el color, sino lo que tiene adentro.
Es una manera sencilla de armar de alguna manera
una fábula o una parábola con un hecho cotidiano
precisamente como
veremos la fábula tiene eso: moraleja así como en los textos bíblicos la parábola
La parábola designa palabra una forma
literaria que consiste en un relato figurado del cual, por analogía o
semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito.
Es, en esencia, un relato simbólico o
una comparación basada en una observación verosímil.
La parábola tiene un fin didáctico y
podemos encontrar un ejemplo de ella en los evangelios cristianos,
donde Jesús narra
muchas parábolas como enseñanzas al pueblo.
Etimología
El término "parábola" significa comparación (o
semejanza), el nombre dado por los rectores griegos a
toda ilustración ficticia en la forma de una breve narración. Más adelante pasó
a conocerse como narrativa ficticia,
aludiendo generalmente a algo que puede ocurrir de forma natural, y por el cual
se precisan asuntos morales y espirituales.
Una
parábola es una de las formas más simples de la narrativa. Evoca a un ambiente, y describe
una acción y
sus resultados.
A menudo involucra a un personaje que se enfrenta a un dilema moral, o realiza
una acción cuestionable, para luego sufrir las consecuencias de esa elección.
Muchos folclores pueden ser vistos como
parábolas.
La parábola
prototípica difiere del apólogo, en cuanto es una historia probable y
realista -una que tiene lugar en algún ambiente familiar de la vida.
Muchos cuentos de hadas pueden
ser considerados como parábola extendidas, excepto por su entorno mágico.
Al igual que la fábula, la parábola suele
narrar una acción simple, singular y consistente, sin detalles extraños ni
circunstancias que conlleven a la distracción. En La República de Platón, las parábolas, como las que aluden
a las sombras en la
caverna, engloban un argumento abstracto en
una narrativa más concreta y fácilmente asequible.
Por otra parte encontramos una reflexión que pone al lector
como mayor elaborador del mensaje:
Utilizar la literatura para la transmisión de un mensaje (no
importa de qué tinte ideológico estemos hablando), no sería otra cosa que
valerse de un instrumento sofisticado para convencer al lector acerca de alguna
verdad dada. En el caso que nos ocupa (el de una verdad de tipo moral) de lo
que se trata es además de exhortar al lector a actuar de una manera
determinada. No estamos lejos por lo tanto de la función propia de la
publicidad, la propaganda, el panfleto o el sermón.
Cuando el texto literario es utilizado con un fin
básicamente de comunicación de un contenido predeterminado (presente en el
texto de manera explícita o inducido a partir de una lectura direccionada por
parte del mediador) el emisor del mensaje (el autor, el mediador) posee un
proyecto sobre el destinatario; y sus decisiones (en el texto, o en la
situación de lectura) estarán destinadas a asegurarse la eficacia de la
transmisión de dicho contenido. Todo esto en desmedro de la plurisignificación
del texto, y de la libertad del lector de encontrar otros significados más allá
del "oficialmente válido". (22)
Podemos afirmar, como lo hace Jorge Larrosa en relación a la
novela pedagógica, que el carácter pedagógico de un texto literario, es un
efecto de lectura más que una característica intrínseca a los textos (si bien
muchos libros son escritos para favorecer su lectura pedagógica). Toda ficción,
todo relato, puede leerse desde la búsqueda de una enseñanza, un mensaje que
supuestamente el autor ha depositado en el texto para ser develada por los
lectores. Todo texto literario, por lo tanto, puede ser leído alegóricamente,
como si se tratase de una parábola bíblica. La búsqueda de un mensaje moral en
los textos literarios sería entonces ante todo una modalidad de lectura.
es interesante por advierte de un significado múltiple que
no siempre podremos manejar:
La literatura (como el arte en general) es
plurisignificativa, es ambigua, inaprensible en sus posibilidades de
significación. La selección de los textos debe por lo tanto privilegiar esta
plurisignificatividad, favorecer esta libertad y apertura en la interpretación
del lector. Y aún más allá del texto, se vuelve necesario pensar en situaciones
de lectura ajenas al control sobre los significados. Se trata de una actitud de
escucha en el encuentro con los textos y los lectores. Un espacio abierto al
despliegue de todas las lecturas posibles. Se trata del respeto hacia las
interpretaciones múltiples, libres, salvajes, herejes… Una escucha atenta hacia
la lectura de los otros (no importa la edad que tengan).
*
el texto también reflexiona sobre la sobre actuación en la
literatura infantil, una sobre carga de estar enseñando algo que tuvo en varios
momentos
Por otra
parte tenemos compilaciones enormes sobre cuentos con reflexiones aquí un
ejemplo:
Diálogo entre un médico y un anciano, cuento
Sufi sobre la aceptación
Ser
y parecer, cuento gracioso sobre dos loros
El gato atado, cuento Zen sobre las creencias
limitantes
Quien te enfada te controla, cuento sobre el
enfado
¿Hay vida antes de la muerte?, cuento de
Anthony de Mello
La rosa y el sapo, cuento que explica que todo
está relacionado.
Palabras, cuento de Anthony de Mello sobre la
inteligencia sin palabras
El árbol de los deseos, antigua fábula hindú
sobre los deseos y preocupaciones
Metáfora árbol de frutas, superar los
obstáculos nos fortalece
Buena suerte o mala suerte, todo es
transitorio
Cita con la muerte, si deseamos morir bien,
debemos aprender a vivir bien.
El Buscador, cuento de Jorge Bucay sobre el
único y verdadero tiempo vivido
Cuento corto de Oscar Wilde sobre Narciso y un río… la sociedad narcisista y
competitiva
Cuento
Zen sobre la rabia y los insultos. ¿Qué hacer cuando te insultan?
Tahar y el perfume, cuento Sufi sobre el
proceso de crecer paso a paso
La vasija agrietada, aprender a quererse a uno
mismo y aceptarse como uno es
Sé responsable de tus actos, el tigre y la
campanilla… cuento de la China
En muchas
tradiciones de escritura desde antigua China, los hindúes, el budismo etc. el
cuento con un aporte de cierta sabiduría para la vida ha sido un recurso muy
utilizado
Por otro
lado en la poesía tenemos un género bastante especial que son los aforismos:
Un aforismo es, según nos dice la RAE, una sentencia
breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte. Del latín aphorismus, y este del
griego ?φορισμ?ς (definir), un aforismo es una
declaración breve que pretende expresar un principio de una manera concisa,
coherente y en apariencia cerrada.
Parece que
el término aforismo fue utilizado por primera vez por Hipócrates.
Y fue posteriormente aplicado a la ciencia y, finalmente, a todo tipo de
principios.
Lo que no te mata, te hace más fuerte. - Friedrich Nietzsche
El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar. - Benjamin Franklin
A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada
uno se disfraza de aquello que es por dentro. - Chesterton
La duda es uno de los nombres de la inteligencia. - Jorge Luis Borges
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la
felicidad. - José Martí
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo
inepto, sino voluntad de bien. - Antonio Machado
El futuro nos tortura, el pasado nos encadena. He aquí por qué se nos
escapa el presente. - Gustave Flaubert
En
argentina, además del famoso José Narosqui tenemos un gran poeta :
Antonio Porchia fue un poeta italoargentino, nacido en Conflenti, Catanzaro,
Calabria, en 1885. A los 15 años emigró a Argentina junto a su madre y
hermanos, ya que su padre había fallecido en 1900. Allí, para mantener a su
familia desempeñó diversas tareas: de carpintero, tejedor de cestas y changas
en el puerto, entre otras. A su vez, escribe en su tiempo libre. En 1938
aparecen sus primeras publicaciones en el periódico La Fragua. Fue autor de un único e icónico libro
titulado Voces, versos que oscilan entre la poesía y el
aforismo, escritos con un lenguaje directo y cotidiano, caracterizados por un
estilo limpio y fresco, alejados de la estética de la poesía de su tiempo, que
lo convirtieron en un icono de la literatura argentina. André Breton
llegaría a afirmar que se trataba del «pensamiento más dúctil de la literatura
hispana». Porchia nunca se vio a sí mismo como un escritor profesional,
pese a haber cultivado este arte desde muy joven.
Voces
El hombre
no va a ninguna parte. Todo viene al hombre, como el mañana.
***
El mundo
perdona tus defectos, no tus virtudes.
***
Estar en
compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.
***
Quien
perdona todo ha debido perdonarse todo.
la
escritura es una buena herramienta para escribir sobre muchas causas, desde la
importancia de ser solidario, la crueldad inaceptable de la guerra, la
necesidad de un mundo más justo
o de
maneras de relacionarnos con los otros, la amistad, el diálogo
además de
valores que podemos nombrar como generales en abstracto como la libertad, el
amor, la muerte, la enfermedad, la vejez
pienso un
ejemplo muy cercano a nosotros que es Daniel Contini quien gusta de
ese estilo de escritura, como en su poema sobre la tragedia del submarino Ara
San Juan
no tiene
por qué haber un prejuicio que nos impida escribir en ese sentido cuando lo
asumimos con sinceridad, sabiendo que estamos intentando un posicionamiento de
alguna manera pedagógico, el de transmitir a los otros un mensaje
que nos parece verdadero o importante
siempre
podemos jugar aunque toquemos esos bordes nombrados: de lo literario con los
religioso, o con la autoayuda, la bajada de línea política etc. ya que son
cosas que también forman parte de nuestra vida
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