capítulo 11 – contar cómo es algo, la descripción
unos encuentros
atrás conversamos acerca de la imagen
visual en la poesía y también usando como metáfora comparar a las palabras con
fotografías
acaso con
pinturas
en esa ocasión
con una “deformación” de las cosas hacia lo simbólico por encontrarnos en el campo
de la poesía
en la poesía las
imágenes además condensan y sintetizan
en cambio en esta
oportunidad el mirar con palabras ya en
el mundo de la narración nos lleva a un arte de mucho detalle y elaboración y
que cumplirá otras funciones en el texto
es LA DESCRIPCIÓN
Una especie de ejercicio o juego puede ser proponerse ante
un objeto común y aparentemente insignificante (por ejemplo un capuchón de
lapicera) hacer una descripción extensa. Exprimirse y buscar miles de palabras
para ponerle a algo que parece no necesitar descripción.
Cómo describimos un espacio, un lugar, un paisaje. Usamos
las formas que nos parecen “objetivas”: los colores, los tamaños, aromas,
texturas. Usamos semejanzas y comparaciones. Usamos lugares comunes, frases
hechas, muletillas. Tratamos de armar con palabras un cuadro que también es un
escenario de algo: de unas acciones, una historia o incluso de unos
sentimientos.
La descripción aplicada a personas incluye un universo muy
especial de cosas así que la dejamos para otro día del bestiario de
escritura.
algunas definiciones tomadas de por ahí:
la descripción puede entenderse como una
representación verbal que expone los rasgos y características
particulares de un objeto, lugar, persona, espacio, entre otros, y que a su vez
los diferencia de los demás.
-Descripción, en primer lugar, deriva del latín,
exactamente de “descriptio”, que puede traducirse como “la acción y el efecto
de escribir sobre la forma en la que se percibe algo”. Es fruto de la suma de
tres componentes: el prefijo “des-”, que significa “de arriba hacia abajo”; el
verbo “scribere”, que es sinónimo de “escribir”; y el sufijo “-cion”, que se
usa para indicar “acción y efecto”.
y estas clasificaciones, que son para ayudarnos a jugar y
pensar no para tomarlas como fórmulas o requisitos a cumplir
Descripción objetiva
La descripción objetiva o denotativa tiene como finalidad
transmitir una información y exponer la realidad tal cual es. No se realizan
valorizaciones ni se presentan las emociones del autor.
Es una descripción precisa sobre un tema en particular y es
ampliamente utilizada en los textos y contenidos de orden científico,
investigativo y técnico.
Descripción subjetiva
La descripción subjetiva o connotativa es aquella en la que
se otorga una carga emocional a las descripciones y predominan las valoraciones
personales. Por tanto, no se hace una presentación objetiva de la realidad.
La descripción de personas o personajes se puede realizar de
la siguiente manera:
- Prosopografía: también
conocida como descripción física. Este tipo de descripción se enfoca en
los rasgos físicos y en la apariencia externa del individuo.
- Etopeya: también
conocida como descripción psicológica, es aquella que describe la
personalidad y los rasgos psicológicos de un individuo. Por ejemplo,
personalidad, carácter, creencias, entre otros.
- Retrato: es
un tipo de descripción que se caracteriza por ser detallada y completa en
la cual se toman en cuenta, tanto los rasgos físicos como psicológicos de
un individuo. En este tipo de descripción se compone de la prosopografía y
la etopeya.
- Autorretrato: se
trata de la descripción que el individuo hace sobre sí mismo. Por lo
general, está cargada de subjetividad.
- Caricatura: es
un tipo de descripción en la cual se exageran, distorsionan o se ironizan
algunos rasgos físicos y personales de un individuo.
-
Cómo se narra un árbol: todas sus ramas, su inclinación, la
sombra, los gajos heridos, las huellas de animales o insectos, las luces las
sombras, el aroma, la corteza interna las raíces, la energía que circula, el
niño que sube, la mujer que apoya ahí su bicicleta, el pasto o no pasto que lo
rodea
Cómo se cuenta una habitación, un frasco, una alacena, un
andén de terminal de ómnibus, una sala de espera de consultorio, una breve
telaraña que cuelga
se puede contar todo lo posible con miles de palabras, se
puede sugerir con un apenas rasgo, se puede usar lo que no se usa:
Siempre recuerdo el texto de Umberto Eco que les voy a
mostrar a continuación. Me gusta porque nos habla de lo que describimos no solo
con las palabras que usamos, sino también con lo que no decimos:
"No dicho" significa no manifiesto en la
superficie, en el plano de la expresión: pero precisamente son esos elementos
no dichos los que deben actualizarse en la etapa de la actualización del
contenido. Para ello, un texto (con mayor fuerza que cualquier otro tipo de
mensaje) requiere ciertos movimientos cooperativos, activos y conscientes, por
parte del lector. (a) Juan entró en el cuarto. «¡Entonces, has vuelto!»,
exclamó María, radiante; es evidente que el lector debe actualizar el contenido
a través de una compleja serie de movimientos cooperativos. Dejemos de lado,
por el momento, la actualización de las correferencias (es decir, la necesidad
de establecer que el /tú/ implícito en el uso de la segunda persona singular
del verbo "haber" se refiere a Juan); pero ya esta correferencia
depende de una regla conversacional en virtud de la cual el lector supone que,
cuando no se dan otras especificaciones, dada la presencia de dos personajes,
el que habla se refiere necesariamente al otro. Sin embargo, esta regla
conversacional se injerta sobre otra decisión interpretativa, es decir, sobre
una operación extensional que realiza el lector: éste ha decidido que, sobre la
base del texto que se le ha suministrado, se perfila una parcela de mundo
habitada por dos individuos, Juan y María, dotados de la propiedad de
encontrarse en el mismo cuarto. Por último, el hecho de que María se encuentre
en el mismo cuarto que Juan depende de otra inferencia basada en el uso del
artículo determinado /el/: hay un cuarto, y sólo uno, del cual se habla.(2) Aún
queda por averiguar si el lector considera oportuno identificar a Juan y a
María, mediante índices referenciales, como entidades del mundo externo, que
conoce sobre la base de una experiencia previa que comparte con el autor, si el
autor se refiere a individuos que el lector desconoce o si el fragmento de
texto (a) debe conectarse con otros fragmentos de texto previos o ulteriores en
que Juan y María han sido interpretados, o lo serán, mediante descripciones
definidas. Pero, como decíamos, soslayemos todos estos problemas. No hay dudas
de que en la actualización inciden otros movimientos cooperativos. En primer
lugar, el lector debe actualizar su enciclopedia para poder comprender que el
uso del verbo /volver/ entraña de alguna manera que, previamente, el sujeto se
había alejado (una gramática de casos analizaría esta acción atribuyendo a los
sustantivos determinados postulados de significación: el que vuelve se ha
alejado antes, así como el soltero es un ser humano masculino adulto). En
segundo lugar, se requiere del lector un trabajo de inferencia para extraer,
del uso del adversativo /entonces/, la conclusión de que María no esperaba ese
regreso, y de la determinación /radiante/, el convencimiento de que, de todos
modos, lo deseaba ardientemente. Así, pues, el texto está plagado de espacios
en blanco, de intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se
los rellenaría y los dejó en blanco por dos razones. Ante todo, porque un texto
es un mecanismo perezoso (o económico) que vive de la plusvalía de sentido que
el destinatario introduce en él y sólo en casos de extrema pedantería, de
extrema preocupación didáctica o de extrema represión el texto se complica con
redundancias y especificaciones ulteriores (hasta el extremo de violar las
reglas normales de conversación).(3) En segundo lugar, porque, a medida que
pasa de la función didáctica a la estética, un texto quiere dejar al lector la
iniciativa interpretativa, aunque normalmente desea ser interpretado con un margen
suficiente de univocidad. Un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar.
En cuanto a los
objetos, nuestro intento de describirlos lleva a una incógnita interesante:
porque queremos trasladar al lector una mirada desde nuestra percepción a la
suya
nada menos que
mediada por las palabras
tratando de salir
de lo singular a lo común y que quede otra cosa, por ejemplo
escribo “la
despintada y ruinosa puerta de madera de la casa abandonada en el pueblito de
campo”
que yo habré
imaginado verde, el lector imaginará marrón
que yo habré
imaginado alta, el lector imaginará pequeña
pero que cumplirá
funciones en esa historia: acaso trasladarnos a
un clima de pueblo y de abandono y a la vez de nostalgia donde lo que
sucede ya es en ese escenario
se dice que en el
género cuento solo se describe lo indispensable (la frase si se escribe hay una
escopeta colgada en la pared es porque en algún momento se tiene que disparar)
y que en otros géneros narrativos por ejemplo la novela pueden abundar
descripciones “porque sí”
anécdota de Ray
Bradbury y el pago por palabras**
pero más allá del
ejemplo en la novela se disfruta del “vivenciar” que produce en el lector las
largas descripciones, los sentimientos y matices que se van plasmando en ellas,
las diferentes perspectivas desde cada personaje
pensemos en un
lugar común cotidiano por ejemplo el necochense “Bar Rex” que en un cuento
puede ser una frase pero también podría tener
su antigüedad,
sus aromas, los distintos tonos de marrón, la historia plasmada en sus cuadros
y fotografías, el sonido etc.
y además,
inclinando un poco el tema hacia otro lado cómo describiríamos ese mismo lugar
visto en un sueño:
Es muy interesante experimentar con las sensaciones,
emociones y sentimientos que de alguna manera pueden “deformar” lo que estamos
describiendo. Es lo que hace que un lugar –pongamos por ejemplo una
estación de tren – sea lúgubre o fresco, triste o luminoso o que infunde un
aire de alegría, etc.
Esto nos lleva a un aspecto que no solo en la escritura sino
en otras artes como la pintura y más se fue plasmando a partir de movimientos
como el romanticismo, el impresionismo, expresionismo y las vanguardias del
siglo XX:
por un lado una pérdida de confianza en el “realismo”
como “espejo” de lo real
por otro lado la inclusión de lo interior de las personas
–sus sentimientos, sus contenidos consientes e inconscientes- como parte de una
mirada de modifica la realidad que describe
podemos pensar en qué sentido esos campos hechos con fuego
de colores de Van Gog son más reales que una fotografía
el expresionismo fue uno de los movimientos que más cargó de
sentimiento la manera de describir la ciudad moderna
Los escritores expresionistas construyeron un estilo de
protesta social con el que intentaron transmitir sus ideas críticas de la
sociedad.
Buscaban distorsionar las características objetivas de la
realidad. Para ello, usaban en sus obras elementos simbólicos y oníricos para
ilustrar las sensibilidades humanas alienadas por la sociedad que criticaban.
Sus críticas estaban orientadas a situaciones generales, no
a personajes particulares. Por lo tanto, emplearon dentro de sus obras las
alusiones a tipos simbólicos de personajes, en lugar de aludir a personajes
individuales.
Kafka y sus pasillos con aire de opresión. Cómo pesan las
formas de la ciudad en personajes angustiados de Roberto Arlt. También es
un ejemplo muy ilustrativo lo que sucede en la película El gabinete del Dr.
Caligari:
La realidad es desfigurada hasta lo fantasmagórico, hasta
convertirse en irreal, las proporciones lógicas se pervierten, los
contornos se tuercen hasta devenir monstruosos y sobrecogedores. Wiene
emplea angulaciones de cámara retorcidas, encuadres desquiciados que consiguen
un efecto de confusión en el espectador trastocando las líneas y los volúmenes
de lo real.
Para comprender de una manera cotidiana y muy cercana este
aporte de los expresionistas podemos pensar cómo describiría la escuela un niño
o un adulto, viendo en nuestro propio recuerdo de qué manera un espacio que
parecía gigantesco visto por un adulto es un patio pequeño.
Entonces usamos la frase depende del cristal con que se
mira.
Para finalizar y llegar a consignas de juego una reflexión
sobre el PODER de las palabras: hacen que quien lee vea lo que estoy
contando. Puedo ser los ojos del otro mostrando un matiz, la sombra que
proyecta una maceta, el ópalo que repentinamente cae, el blanco pelaje del gato
negro que acompaña a la anciana frente a su televisor.
Y una última pregunta con un poco de humor y de
misterio: qué será lo indescriptible?
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