capítulo 18 - para quién






 para quién canto yo entonces decía aquella canción de sui generis


el para quién escribo a veces  puede ser un aspecto enriquecedor de nuestras creaciones

es de esa clase de asuntos que exceden el hacer -solamente- literario


por supuesto que  muchas veces la respuesta válida es para mí mismo, o para nadie o porque sí, y es una respuesta que nos lleva a lugares inesperados en lo que a veces parece solo un ejercicio o un juego


pero en otras ocasiones sabemos que escribimos para una persona o un grupo de personas y eso alegremente influye en nuestro escribir hacia ese otro


que lo invade y es 

como cuando hay que elegir un regalo y pensar en los gusto de quien lo va a recibir


-los gustos,los intereses, los ritmos, los sentimientos, la ideología?


puede ser un poema para regalar -una acción que no dejo de recomendar por el bello valor y la sencillez del regalo


puede ser una ficción o cuento pero “dedicado a”


puede ser una carta o discurso dirigido a por ejemplo seguidores de un determinado deporte,inmigrantes, adolescentes interesados por el arte, etc.


creo que internamente en esta clase de textos una intención algo oculta y secreta nos devuelve a ese tono algo perdido en nuestros tiempos de la carta


tal vez un cuento o una novela entera o un poema o una obra de teatro que alguien escribe puede ser un poco conciente o inconcientemente una carta para alguien, y para una persona muy concreta


El destinatario es esa persona o ese grupo de personas para el que se escribe o se habla. No les hablamos a todos de la misma manera. Tampoco escribimos siempre de la misma manera. Cuando uno habla, o cuando escribe, siempre está pensando en un tipo de destinatario: más grande o más chico, más conocido o menos conocido del que habla o escribe, más sabio o menos sabio en el tema sobre el que se habla o se escribe. Y según quién sea nuestro destinatario, cambiamos nuestra manera de hablar y de escribir.

*

Esto es igual que planificar ese viaje: Tenemos una inclinación literaria particular, eso nos hace ser escritores con nuestro propio estilo; sin embargo, si también sabemos que esto mismo un público lo busca, es a ese sector a donde iremos.  En mi caso particular, escribo para mí, quizá algún día me atreva a poner esos proyectos “personales” en el escenario literario. Por ahora, lo hago con pequeñas historias compartidas en un taller literario y algún proyecto individual o en conjunto. Pero cuando escribimos, deseamos provocar emociones y pensamientos en aquel que lee, y si los tenemos en cuenta a la hora de escribir, esto va a notarse. Creamos un nexo invisible entre el escritor y el lector, y la conexión de nuestro escrito puede enriquecer la vida de ambos.

Reconozcamos, los editores esperan que estemos conscientes a que público nos dirigimos. Si vamos y entregamos un manuscrito y decimos: «Es una increíble y “novedosa” historia de distropia adolescente», (él en su mente tiene “otros” libros de esa categoría). Luego,  encuentra que iniciamos con una historia con los típicos adolescentes  decididos a salvar su mundo, pero luego comienzan a drogarse, a tener sexo a lo loco, comienzan a matarse entre ellos mismos, hasta el punto de llegar al canibalismo, y todo con escenas “increíblemente novedosas y explicitas”… ¿Qué pensará el editor?  Tenemos que pensar que recibiremos una carta de rechazo y un no rotundo, porque ninguna casa editorial seria se atrevería a poner eso en las manos de chicos de catorce años, con su nombre estampado en la portada. (Aunque parece que sí existen unas editoriales que no les importa la calidad del producto, ese será un tema a futuro).

Por otra parte, si decimos que nuestro libro es de superación y apta para público joven y mayor, y escribimos acerca de lo que ocurre con un joven atleta que por un accidente pierde la habilidad de caminar, y se ve confinado a una silla de ruedas, sus temores, su negatividad, el rechazo a todos, para terminar aceptando su nueva condición y enterarse que la mayor limitante está en su mente por lo que se propone ir a las olimpiadas paraolímpicas… Si está bien escrita, si la historia y los personajes son atractivos y tienen peso, si hay veracidad… es muy probable que más de alguno desee leerla.

Esto es muy importante, aún si decidimos auto-publicar. Conocer a donde está nuestro público, nos ayuda a mercadearnos. Nadie en su sano juicio auto promocionará su libro de terror, buscando público si crea un blog de “Bodas y Quince años”, buscará conectarse con blogs, páginas y toda red social o revista online, que esté relacionado con el público APTO para su libro.


Una de las motivaciones frecuentes que conocemos en nuestros círculos cercanos y locales (bastante diferentes a los escritores “consagrados” de las “grande editoriales”) es dar y transmitir, llegar con, el libro el texto a un determinado grupo de amigos


la amistad puede ser un incentivo hermoso  y sencillo a la vez que bastante poderoso para entrar a la escritura y sostenerse


es este campo nuestro donde el mostrar - leerles - compartirles a los otros nuestro escribir está conformado por personas concretas con nombre y rostro


acercados por el azar de la vida, por coincidencias en alguna afinidad, por participaciones en talleres de escritura, en grupos o eventos


allí nos encontramos emisores y receptores ávidos y amables de nuestros textos


salvo un par de excepciones como cuando son grupos muy inclinados a la crítica la exigencia y “destrozar” el texto del otro -y/o cuando ese campo se vuelve demasiado cerrado y solipsista de modo algo sectario (donde puede pasar que todos terminen con un estilo único e idéntico…)


muchas veces se me han acercado personas muy tímidas - a veces muy jóvenes aunque no siempre - y la sugerencia que me brota insistentemente es que se animen a mostrar, que publicar no solo  es llegar al formato libro sino dar a los demás, leerles, pasarles, ponerlos en nuestras redes sociales,compartirlos en lecturas abiertas…


es aquí donde ese destinatario real comienza a re-nutrir nuestra potencial escritura


la mirada de los otros puede ser una amenaza o una una traba a veces -un infierno diría Sartre- 


pero también lo contrario una mirada que hace que nosotros nos miremos nos leamos nos escuchemos nuestro propio escribir de otra manera


con respecto a la mirada siempre recuerdo este poema de Luis Pescetti:

Me olvido o sueño y creo que soy otro, hasta que una foto
o una filmación me despiertan, y evito algunos ojos,
como evito a veces los míos, que
ya podrían mirar
con más bondad.
 

Dos

Un atento pedido a la ciencia o a la magia: quisiera tener
los ojos de Papá Noel,
los de mi madre,
o los del Buda,
los del más bueno de los curas o de la más amorosa enfermera,
los de quien más me quiere.
Quisiera ponerme sus ojos
y verme con su mirada.
Sentir qué se siente al verme
aceptado.
Salir a la calle sabiendo que así me veo.
Entrenar y entrenar con su mirada
aprender, hacerla mía.
Va a estar buenísimo, va a estar buenísimo.
Nadie se dará cuenta.
Va a estar buenísimo.
Me imagino por la calle,
en reuniones, y nadie, nadie, nadie notará la diferencia:
pero yo estaré mirando todo
con los ojos de quienes más me quieren.


*


Potlatch es el nombre dado por el antropólogo Marcel Mauss (1925), a una ceremonia caracterizada por el desprendimiento de objetos valiosos mediante su destrucción o donándolos a quien se desea agasajar. “…entrañan una amplia destrucción

de bienes diversos, bienes de consumo o de representación y

lujo, práctica de sociedades que no son más que reliquias, vesti-

gios de la existencia de un modo humano que nuestra sociedad

tiende a abolir” (Lacan, 1959/60, 283)



El anftrión muestra su importancia y logra prestigio por este desprendimiento, que propicia así, un intercambio donde “Cuando yo ofrezco algo, lo hago con la esperanza de que tú me devuelvas” (Lacan, 1971/72, 88)



Se trata de un intercambio de regalos donde el dar, el recibir y el devolver están conectados de manera contraría al intercambio mercantil, que existía también, pero con el objeto de obtener benefcio o ganancia. El Potlatch tiene por condición no estar

reglada por cálculo especulativo alguno. Solo por ello es que el acto de dar se convierte en obligación devolver. Es a todo o nada, si un resto es conservado para benefcio propio, eso invalida el acto y el que ha recibido queda exento de devolver.



Es un sistema de intercambio donde solo el que da puede recibir y ese acto lo enlaza a la comunidad. Cada quien obtiene su lugar en base a su capacidad de desprenderse, en función de su generosidad.

//


esto también puede llevar a pensar en el don, en la escritura como un don en múltiple sentido de la palabra, como en los cuentos de hadas

donde se recibe como regalo mágico una determinada capacidad o talento


un don un talento una vocación una facilidad por


también como en un cuento mágico es algo destinado a compartirse, esa magia que no funciona para uno mismo si no se da


en otros términos también se piensa en una responsabilidad social cuando se cuenta con una herramienta tan enriquecedora de nuestro mundo como lo es el arte en todas sus formas entre ellas el escribir

y entonces en

todas esas versiones  el brindarlo


y a veces sabiendo a quien


y a quien puede ser que no se lo podamos decir de otra manera que escribiendo, como dice Abelardo Castillo, en su libro Ser escritor: 


La literatura, por lo poco que sé de ella, nace quizá de una fuerte tendencia a la incomunicación o a la mala comunicación. Un escritor de ficciones es alguien que en la vida cotidiana muy raramente puede comunicar lo que siente, sus miedos, sus admiraciones, sus pasiones, su amor. Es algo así como esa mirada de sorpresa ante lo real de la que hablaban los griegos: la que al filósofo le permite reflexionar y, al escritor, escribir. El único lugar donde un hombre que escribe se comunica es en sus libros, y son sus personajes quienes hablan por él. Los escritores, en general, son grandes tímidos. Tal vez porque saben que los sentimientos más profundos sólo pueden manifestarse con palabras triviales. De qué modo decir te quiero, o estoy desesperado, o tengo miedo, o la belleza me conmueve. No hay más palabras que ésas, pero uno no puede andar pronunciándolas en voz alta. “


y además es alguien a quien escribimos puede ser lejano o imposible, tal vez una amistad rota, un amor perdido de forma irreversible


y dese luego


una querida persona ya del otro lado del umbral de la muerte


este será otro terreno que lo que escribimos para “lectores desconocidos”

será situado y sentido de otra manera y eso influye seguro en el estilo, las imágenes, las sensaciones, el ritmo


escribir para dar es un buen motivo doble


un buen motivo para escribir


y un buen motivo para regalar-se



–  

Kurt Vonnegut

El arte no es una forma de ganarse la vida. Es una forma muy humana de hacer la vida más soportable. Practicar un arte, bien o mal, es una forma de hacer crecer el alma. Por el amor de Dios, canten en la ducha. Bailen con la música de la radio. Cuenten cuentos. Escriban un poema para un amigo o amiga, aunque sea pésimo. Háganlo tan bien como puedan. Obtendrán una enorme recompensa. Habrán creado algo.





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