capítulo 14 – la imaginación al poder: fantasía, magia, maravilla
por algunos “errores” de la educación y la cultura general solemos asociar el mundo mágico y fantástico con la etapa de la niñez
como si luego de allí muriera toda posibilidad en nuestra escritura –y nuestra vida- de lo fantástico y lo maravilloso
y esto incluye algunos cuantos hadas y duendes traviesos o ayudantes
ángeles entre nosotros
el misterio de la casualidad
las vueltas del azar
las recetas mágicas, las pociones, los hechizos, los encantamientos
los mundos paralelos y los mundos invisibles
los fantasmas amigos o temibles
y tantos creíbles e increíbles seres imaginarios
que tienen a veces por qué no cierta familiaridad con nuestros monstruos internos
y algo que a veces sucede o deseamos: el milagro
//
por una parte forma parte de nuestra cultura –y de nuestro inconsciente- el canon de los cuentos clásicos o cuentos de hadas
los que sabemos sintéticamente o de memoria como caperucita roja, blancanieves, la bella duermiente y otros muchos que algún eco nos hacen
*en cuanto al lugar que ocupan esos cuentos en nuestra psicología se puede pasar por los arquetipos de Carl Jung y dos libros importantes y de distintos paradigmas como
Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim
“Para poder dominar los problemas psicológicos del crecimiento —superar
las frustraciones narcisistas, los conflictos edípicos, las rivalidades fraternas;
renunciar a las dependencias de la infancia; obtener un sentimiento de identidad y
de autovaloración, y un sentido de obligación moral—, el niño necesita comprender
lo que está ocurriendo en su yo consciente y enfrentarse, también, con lo que
sucede en su inconsciente. Puede adquirir esta comprensión, y con ella la capacidad
de luchar, no a través de la comprensión racional de la naturaleza y contenido de su
inconsciente, sino ordenando de nuevo y fantaseando sobre los elementos
significativos de la historia, en respuesta a las pulsiones inconscientes. Al hacer
esto, el niño adapta el contenido inconsciente a las fantasías conscientes, que le
permiten, entonces, tratar con este contenido. En este sentido, los cuentos de
hadas tienen un valor inestimable, puesto que ofrecen a la imaginación del niño
nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo. Todavía hay algo
más importante, la forma y la estructura de los cuentos de hadas sugieren al niño
imágenes que le servirán para estructurar sus propios ensueños y canalizar mejor
su vida.”
y Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola Estés
“Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de
nosotros tiene sin duda cuatro patas”, dispara Clarissa Pinkola Estés desde el
prefacio de este libro que tardó más de veinticinco años en escribir, porque no
es un ensayo sino una pormenorizada y aguda recopilación e interpretación de
cuentos populares de diferente procedencia, puestos al servicio de la figura de
la Mujer Salvaje. Doctorada en psicología etnoclínica –cruza de psicología clínica
y etnología–, y psicoanalista junguiana, Pinkola Estés es, además, cantadora o
mesemondó, es decir, heredera de las ancianas húngaras que transmiten oralmente
sus tradiciones en forma de relatos, que desgranan absortas sus historias,
sentadas en sillas de madera con sus monederos de plástico estrujados en las
manos.
Pinkola Estés utiliza con sus pacientes, para curarlas, cuentos. Y los cuenta
al estilo junguiano, desde un análisis en el que cada personaje del relato es
una parte de una misma psiquis, partiendo de la base de que en la mente y el
alma de una misma persona, en este caso una mujer, se libran constantemente
luchas tormentosas entre fuerzas opuestas.
El trabajo de esta analista está puesto al servicio de rescatar, de esos
cuentos, interpretaciones que ayuden a sus pacientes o a sus lectoras a
detectar en sí mismas a la Mujer Salvaje, y a dejarla operar en sí mismas, a
permitirle triunfar por sobre otros arquetipos que las alejan de su propia
naturaleza. ¿Quién es la Mujer Salvaje? ¿A qué fuerzas representa? La Mujer que
corre con los Lobos fue elegida aquí para equiparar una parte femenina con
ciertas especies de lobos, el canis lupus y el canis rufus: a saber, una aguda
percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto.”
//
en el antes y después de esos cuentos de hadas
desde nuestra familia más antigua y primitiva hasta hoy, nuestra imaginación ha “creado” y re creado toda clase de seres y magias y poderes extraños a la racionalidad “normal” de nuestra época
forman parte de mitologías, religiones, creencias ancestrales
leyendas, relatos populares de todos los pueblos y épocas
muchos relacionados con ciclos de la naturaleza, con momentos del aprendizaje, con maneras de darle un sentido a este enorme universo y a la vida
/
existieron maneras de clasificar estos “otros planos”:
Todorov (1981) hace una categorización de los relatos al clasificarlos en tres géneros:
fantástico, extraño y maravilloso. Es preciso entonces señalar elementos entre estos tipos de
relatos, que permitan clarificar las características de cada uno y las diferencias sustanciales que
los componen. Con respecto a lo fantástico, se relatan “acontecimientos que no son susceptibles
de producirse en la vida diaria, si nos atenemos a los conocimientos corrientes de cada época
relativos a lo que puede o no puede suceder” (Todorov, 1981, p.25). Como lo indica el autor,
este, “no dura más que el tiempo de una vacilación: vacilación común al lector y al personaje,
que deben decidir si lo que perciben proviene o no de la “realidad”, tal como existe para la
opinión corriente”
Por otra parte, se da paso a lo extraño cuando las leyes de la realidad quedan intactas y
permiten dar cuenta de los eventos ocurridos. Por último, un relato se considera maravilloso si es
necesario consentir nuevas leyes de la naturaleza, a partir de las cuales las acciones sucedidas
puedan ser comprendidas
como hemos visto en otros asuntos de alguna manera hay un p´nedulo histórico en el que hemos ido de la razón a los romanticismos, yendo y volviendo entre esa explicación dura y científica del mundo y otras maneras más relacionadas con el sentir y la intuición
como un rebote del momento histórico en nuestra cultura y también de la influencia de las vanguardias europeas –surrealismo, dadaísmo, expresionismo, futurismo…
una manera de re encontrarnos con la magia en la literatura es precisamente
el realismo mágico:
El realismo mágico es un tipo de narrativa en la que lo extraño y peculiar se presenta como algo cotidiano. De este modo, es una narración basada en la observación de la realidad, donde tienen cabida singularidades y extrañezas dentro de la normalidad.
Esa realidad es posible en el contexto de América Latina, en cuya sociedad se enfrentan el pensamiento simbólico y el pensamiento técnico modernizador. Esta mezcla proviene de una historia vertiginosa signada por la yuxtaposición cultural, el mestizaje y la patente heterogeneidad.
or otro lado, el término “realismo mágico” nació simultáneamente con el “real maravilloso” propuesto por el novelista cubano Alejo Carpentier (1904-1980). De hecho, la novela de Carpentier El reino de este mundo (1949) marcó el inicio de este movimiento.
En otras palabras: el realismo mágico se caracteriza
por la invasión en la realidad de una acción fantástica descrita de un modo realista, ya
que se muestra lo irreal y extraño como algo cotidiano y común (y, a veces, se presenta lo
común como algo maravilloso).
- Seymour Menton lo define así: "Introducción sin énfasis por un artista o autor objetivo
con un estilo aparentemente sencillo y preciso, de un elemento inesperado y/o improbable
en una obra predominantemente realista, que crea un efecto extraño o maravilloso y deja
al espectador o al lector desconcertado, aturdido, o agradablemente maravillado"
or último queremos dejar claro que al analizar una obra perteneciente a este género debemos tener presente que el objetivo principal del autor es conocer la verdad, instigar hasta dar con el origen de la vida o comprender determinadas cuestiones que hacen a la vida de sus personajes o la sociedad a la que pertenece; en esa búsqueda de la verdad aparecen elementos sobrenaturales, porque la superstición, el paisaje de los sueños y la fantasía forman parte de la realidad, enriquecen la cotidianidad y permiten que esta cobre un sentido de trascendencia.
/podemos prestar atención a esa pequeña pero interesante diferencia entre “realismo mágico” y el cuento fantástico
en el realismo mágico algo raro o sobrenatural irrumpe en un cotidiano totalmente cotidiano y real
por ejemplo se describe esta escuela de arte tal cual es solo que la mujer gigante de pasto habla con una alumna
donde en el cuento fantástico y el mundo maravilloso las cosas suceden en otros mundos –algún lugar llamado Narnia o en un reino lejano…
un ejemplo sencillo y breve es este cuento: Un señor muy viejo con alas enormes, de Gabriel García Márquez en el que un viejo hombre con alas aparece en el gallinero de una familia de pueblo
o La noche boca arriba de Julio Cortázar, en el que no sabemos cuál de dos mundos es soñado o real
como mencionamos a veces, se llama «extrañamiento» al fenómeno de volver extraños los objetos y la cotidianeidad, cuya percepción tenemos automatizada. Lo fantástico, entonces, se convierte, más que en la aparición de una nueva realidad, en el replanteo de los hechos y acciones cotidianas desde una nueva perspectiva que permite no huir de lo real, sino percibirlo (y comprenderlo) de otra manera
a esta altura de los tiempos podemos escribir con la conciencia de que ya no hay géneros puros, aunque podemos discernir mundos
[ya dedicaremos un capítulo a un mundo muy similar aunque con singularidades que es la ciencia ficción*]
la escritura nos permite dejarnos apoderar por la imaginación sin límites si aceptamos ese desafío de juego y enriquecer este mundo pobre y hostil
en el que además nos avisan los cuentos que de más estará –y no tiene sentido- negar la existencia de las hadas-
“Ella le echó una mirada de intensa admiración y él pensó que era porque se había escapado, pero en realidad era porque conocía a las hadas. Wendy había llevado una vida tan recluida que conocer hadas le parecía una maravilla. Hizo un torrente de preguntas sobre ellas, con sorpresa por parte de él, ya que le resultaban bastante molestas, porque lo estorbaban y cosas así y de hecho a veces tenía que darles algún cachete. Sin embargo, en general le gustaban y le contó el origen de las hadas.
-Mira, Wendy, cuando el primer bebé se rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos y éstos se esparcieron y ése fue el origen de las hadas.
Era una conversación aburrida, pero a ella, que no conocía mucho mundo, le gustaba.
-Y así -siguió él afablemente-, debería haber un hada por cada niño y niña.
-¿Debería? ¿Es que no hay?
-No. Mira, los niños de hoy en día saben tantas cosas que dejan pronto de creer en las hadas y cada vez que un niño dice: «No creo en las hadas», algún hada cae muerta. “
Peter Pan y Wendy
de J. M. Barrie
un pequeño príncipe venido de otro planeta que extraña su flor
un genio dentro de una lámpara
duendes que esconden los alicates corta uñas o una media de cada par
ogros y gigantes, ninfas de los charcos, zapatos rojos que hacen bailar
brujas en escobas
bosques encantados
ángeles disimulados entre nosotros
espejos por los que se pasa hacia otro lado
encuentros por casualidad
apariciones, espectros, mitos urbanos
una poción que nos vuelve diminutos, invisibles, voladores
Es dejar de lado, aunque sea por un rato, nuestra incredulidad de adultos formados por la eduación racional, que podríamos además re pensar en esas racionalidades…
y escribir historias que den lugar a lo fantástico, a lo maravilloso en nuestro mundo
con la cita del poeta Paul Eluard:
“Hay otros mundos, pero están en éste. Hay otras vidas, pero están en ti”.
El material para nuestra escritura es tanto lo que tenemos a mano (de lo que nos leyeron en la infancia, de películas, lecturas propias) como lo que podemos “investigar” por ejemplo hacer un repaso de seres imaginarios de la cultura argentina, pueblos originarios y regiones
por ejemplo usar en una historia real nuestra o inventada un “ser imaginario” como los que están en el libro de Borges :
“LOS BROWNIES
Son hombrecitos serviciales de color pardo, del cual han tomado su nombre. Suelen visitar las
granjas de Escocia y durante el sueño de la familia, colaboran en las tareas domésticas. Uno
de los cuentos de Grimm refiere un hecho análogo.
El ilustre escritor Robert Louis Stevenson afirmó que había adiestrado a sus Brownies en el
oficio literario. Cuando soñaba, éstos le sugerían temas fantásticos; por ejemplo, la extraña
transformación del doctor Jekill en el diabólico señor Hyde, y aquel episodio de Olalla en el
cual un joven, de una antigua casa española, muerde la mano de su hermana.”
creer
tal vez un fantasma bueno deje una flor adentro de un libro, una melodía mágica saque de la depresión aun suicida, una estrella fugaz cambie la suerte de toda una historia
en un relato todo fantástico, o en una historia que tiene solo apenas un momento mágico pequeño y a la vez determinante
abramos entonces los portales con la llave de palabras y la contraseña que nos visite en la imaginación o en el puente de nuestros sueños
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